viernes, septiembre 29, 2006

¨Ser un buen vecino...¨ Nota Revista Nueva

Nota que salio en la revista Nueva relacionado con el festival de Cine con Vecinos hechon en la ciudad de Saladillo, apuntando a una nueva forma de expresion para los vecinos de aquella ciudad y como se expande una nueva forma de hacer. El articulo hace mencion del trabajo ¨Que sera de las tardes...¨ el cual cuenta la historia de tres personas que se cruzan el ascensor de un edificio en el cual viven.


Hollywood en castellano

Corten”, grita el director. “Seguimos mañana a las diez”, agrega. Melissa encara para su casa dispuesta a estudiar para el examen de Química, Elizabeth corre a su oficina para disimular su ausencia de algunas horas, y Carlos Gorosito retorna a su despacho en el Palacio
Municipal. Es que en Saladillo, a 182 kilómetros de la Capital Federal, hasta el Intendente se anima a hacer ficción junto a Fabio Junco y Julio Midú, dos contadores de historias en imágenes, que hace cinco años hicieron realidad un sueño y convocaron para esto a sus vecinos. Sí, a la maestra, al zapatero, al bombero, que se convirtieron, de a poco, en actores quienes, además, aportaron sets de filmación –su propia casa o lugar de trabajo–. Sumados a los escenarios naturales –cada uno de los rincones de la ciudad–, hicieron posible una productora de cine que acaba de culminar su 18a película.El cine con vecinos se
extiende a lo largo y ancho del país. Llegó para quedarse, y en el mundo de la pantalla grande, ya se lo considera un sub-género, por el momento, amateur. Localista, hecho ciento por ciento a pulmón, que cuenta historias de gente común, que son proyectadas, en principio, en sus ciudades natales, aunque ya estén superando sus fronteras.
Ficción de entrecasaEn Saladillo, capital nacional del cine con vecinos –por impulsar este subgénero y nuclear a quienes en toda la Argentina se le animan–, la historia la escriben Midú y Junco. El primero, el Alberto Migré saladillense, debido a que es un apasionado de los
“culebrones” y ya filmó tres telenovelas junto a vecinos, empezó a soñar con esto, de chico. “La gente desconfiaba de que un chico de 18 años pudiese escribir, dirigir y poner al aire algo tan importante como una telenovela, producto que sólo llegaba desde Capital. Pero con el tiempo, el sueño del pibe se hizo algo concreto que se podía ver y escuchar, y ya todos querían verse en televisión”, recuerda quien pronto conoció a Fabio, y juntos comenzaron a hacer cine de bajo costo. “La financiación es sólo de los casetes y mini DVD que usamos. El resto de los gastos –comida, traslados, tiempo, casas, autos, locaciones, grúa– surge de los vecinos, la municipalidad y empresas. Por ahora, preferimos la ayuda de la gente para conseguir un producto cultural comunitario
para el consumo de todos. Carecemos de medios técnicos pero nos sobra energía”,
dice convencido Junco. Y convence. Al público, y a actores ya consagrados como Mimí Ardú, Sebastián Estevanez o Larry de Clay que, movidos quizás por la curiosidad, han colaborado con films de la productora de Fabio. “Todos salimos fortalecidos: los vecinos se nutren de la experiencia de un profesional, y para el actor o actriz, acostumbrado a moverse en un ambiente, a veces algo impiadoso, venir a Saladillo es una aventura, un día de paz, una jornada noble y sana para su espíritu”, alega el director. Pseudo-actores se buscan.

El cine con vecinos ha despertado vocaciones y descubierto talentos, como los de Cacho Salinardi, jubilado y ex empleado de Segba, Renée Regina, de 69 añitos, integrante del coro municipal saladillense, o Melissa Zenobi, estudiante, que participó en películas como El Oso, Secretos de estación y Lo bueno de los otros
y comenta: “Me encanta actuar en teatro, tele y cine, y me gustaría vivir de esto”. Estos pseudo-actores fueron profesionalizándose. Midú asegura: “Hay que ver nuestros primeros trabajos y los últimos para darse cuenta del crecimiento que han tenido. Hoy por hoy, muchos están preparados para interpretar roles que haría un actor profesional”. El platense Pablo Andrés Bramati, comunicador
audiovisual, responsable del área de desarrollo y diseño audiovisual de la Casa de la Provincia del Chubut en la Ciudad de Buenos Aires, agrega: “Son amateurs en cuanto a su experiencia, pero profesionales en cuanto a su oficio. Se comprometen con proyectos cinematográficos que no les reditúan mayor lucro que
su satisfacción, y eso no lo hace cualquiera”.¿Búsqueda de algunos minutos de fama? Habrá un poco de eso. Lo cierto es que los vecinos-actores hacen cine, literalmente, por amor al arte. Son multifunción –actúan, producen, gestionan subsidios, iluminan escenas– y encontraron en la ficción, una alternativa a la rutinaria “vuelta al perro” de los fines de semana. “No es un hobby, es una
pasión. A muchos les gusta el fútbol, el automovilismo. Lo siguen por tele, por radio. Yo los fines de semana, hago cine”, afirma Elizabeth Yacobino, empleada de una empresa agropecuaria y miembro del staff de la productora. A esto, Susana Osuna, docente rural y vecina-actriz, agrega: “Esto me permite transformarme en otra persona y actuar. Además, acompaño a los chicos –se refiere a los directores Junco y a Midú– porque lo que hacen, lo hacen con tanto amor y
sacrificio, que vale la pena darles una mano. Si puedo ayudar a realizar sueños, allí estoy”.

Cine atado con alambre

Para la mayoría de los realizadores
independientes, el cine con vecinos es la única manera de hacer cine, y es por eso, que “le sacan el jugo” al sub-género. “Vas moldeando una eficaz forma de trabajar sin que te aturdan los miedos al fracaso, porque tus amigos están atrás, amparándote. Pero ojo, filmar con vecinos no es un defecto ni una virtud; tan sólo una nueva herramienta de trabajo. Las maneras de hacer cine no son opuestas ni contrarias: van de la mano con el único fin de plasmar nuestro arte
de la mejor manera”, considera Bramati, para quien retirar del laboratorio los negativos de su comedia Muertos de Hambre, fue casi una misión imposible.
“Habíamos calculado mal el presupuesto. El equipo de producción especulaba filmar con diez latas de negativo y terminamos utilizando dieciocho. Como obviamente ya no había más dinero, junto a Diego Pires, jefe de post-producción, pusimos todos nuestros ahorros para seguir adelante. Se nos ocurrió instalar un puesto de choripanes, y no sólo pagamos las deudas y retiramos el material, sino que toda la papelería, diseño de afiches y gastos previos al estreno, se financiaron de esta forma”, relata. Este cine amateur es, además, otra manera de
poder contar aquello que le pasa a la gente. “En muchos rincones de la Argentina existe gente que cuenta historias cotidianas que pueden ser comunes pero no dejan de ser interesantes. El cine con vecinos es una manera de que ellos puedan expresar lo que les pasa, y para nosotros, los realizadores, la posibilidad de trasmitir eso a los espectadores”, dice David Trbojevich de la ciudad de Rosario. Para Juan José Terrile, 47, profesor y director de teatro de La Plata, que comenzó a filmar con vecinos en 1990, además, es “una manera de arrancar”.

En esto, Germán Berger (29), coincide. “Es ‘salir a la cancha’ inmediatamente. Pero hay que tener sentido común, y saber cuáles son las limitaciones. No escribo un guión donde tiene que incendiarse un edificio de 120 pisos, porque no lo voy a poder hacer, pero sí puedo hacer mucho con las cosas que tengo a mano, y que quizás sean novedosas para gente que no vive en mi pueblo”, explica quien
junto a Guillermo Berger (21), de Colón, Entre Ríos es miembro de otra
productora. Empezaron a filmar en 2003, sin equipamiento, pero con mucha ilusión. “El comienzo de Azufre de Bares –su primera película– fue una gran mentira. Teníamos que hablar con unas diez personas para conseguir el dinero que necesitábamos. Cuando fuimos a hablar con la primera, le dijimos que las otras nueve nos habían dado el okey. Así, seguimos. Al final de la tarde, teníamos todo lo que necesitábamos, menos lo fundamental: cámara, actores, guión literario”, detalla entre risas.Queda claro que el cine con vecinos, no va a pasar inadvertido. Deja huellas por donde se proyecta. “Puede ser un camino para
que el cine nacional se reencuentre con la gente y se torne masivo como lo es la tele y los videojuegos, desde el punto de vista mediático”, reflexiona desde Córdoba, Carlos Barnes, quien ya filmó un largometraje llamado Saudades.com, en coproducción con Brasil y doce cortos, entre ellos, Pequeño Príncipe. “Es una adaptación del famoso Principito de Saint Exupéry, solo que el principito ahora
es un viejo que está harto de la dureza de la vida en Córdoba y solo quiere volverse a su asteroide donde obviamente cree que va a estar mejor, como la mayoría de los argentinos”, concluye el director de cine.
Cine con vecinos, una alternativa al cine convencional, con una pizca de cotidianeidad y buena ración de garra. ¿Resultado? Películas ricas, para todos los gustos, con aroma propio de lo casero.

Por Laura Zavoyovski



http://www.fatam.com.ar/

Córdoba:http://www.cortosdegenios.com/

Colón: www.freewebs.com/elbueysolo



Periodo EPCTV 2002-2005






Publico unas fotos fijas de trabajos realizados para la escuela Provincial de Cine Y TV. Fueron realizados entre Noviembre del 2002 y Febrero del 2005. Contamos con la colaboración de los equipos de la EPCTV y propios.
Se realizaron entre 2 y 3 jornadas de trabajo.
Las fotos en blanco y negro son de ¨Sublevación¨ (2004) hecho integramente en filmico 16 mm como trabajo final de la materia RAV III de la EPCTV . Esta realización participo de varias proyecciones al publico entre ellas el Festival Latinoamericano de Video de Rosario, el ciclo Buenos Aires Rojo Sangre, un festival de cine fantastico que se realiza en la ciudad autonoma de Buenos Aires. El tercer festival Latinoamericano de Cine y Video de Buenos Aires entre otros. Las fotos color son de ¨Que será de las tardes...¨ (2003) hecho en video como trabajo final de la materia RAV II de la EPCTV y que participo en el 1º Festival de Vecinos de la ciudad de Saladillo, Provincia de Buenos Aires como proyección fuera de competencia.