sábado, mayo 22, 2010

Howard Zinn 1922 - 2010

¿Qué le da esperanzas?

Intenté dar una respuesta. Dije que entendía que el estado del mundo era deprimente pero que era cierto que yo era optimista: el que me hizo la pregunta había captado muy bien mi estado de ánimo. Para él y para otros, el mío era un enfoque absurdamente alegre de un mundo injusto y violento. Pero para mí, lo que a menudo tildan con desprecio de idealismo romántico, de pensamiento lleno de esperanzas está justificado si incita a la acción para cumplir esos deseos, darle vida a esos ideales.
Los seres humanos muestran una amplia gama de cualidades pero habitualmente se pone énfasis en las peores y, con demasiada frecuencia,el resultado de esa énfasis es que nos descorazonamos. Y, sin embargo, si pensamos en toda la historia vemos que ese espíritu se niega a rendirse.
La historia esta llena de ejemplos de momentos en que la gente se unió, superando obstáculos enormes, para luchar por la libertad y la justicia y ganó. No con demasiada frecuencia, por supuesto, pero sí lo suficiente como para sugerir que es posible más veces. Los ingredientes esenciales de esas luchas por la justicia son los seres humanos que, aunque fuera por un momento, aunque estuvieran acosados por el miedo, rompieron con lo establecido e hicieron algo, por pequeño que fuera. Y aun los actos más pequeños, más antiheroicos, se suman a esa reserva de leña que puede encenderse por alguna circunstancia sorprendente y empezar el incendio de un cambio tumultuoso...
...Esta mezcla de activismo y enseñanza, esta insistencia en que la educaciónno puede ser neutral en cuestiones cruciales de nuestros tiempos,este movimiento de ida y vuelta entre el aula y las luchas externas por parte de profesores que esperan que sus alumnos hagan lo mismo siempre asustó a los guardianes de la educación tradicional. Ellos prefieren que la educación simplemente prepare a la nueva generación para ubicarse en un lugar adecuado en el viejo orden, no para que ponga en tela de juicio ese orden.

Cuando empezaban las clases, yo siempre dejaba claro a mis alumnosque iban a recibir mi punto de vista, pero que iba a tratar de ser justo conotros puntos de vista. Alentaba a mis alumnos a disentir conmigo.
Yo creo que lo que tenemos que ver para no perder las esperanzas es ese cambio a largo plazo. El pesimismo se convierte en una profecía que se autocumple, se autoreproduce y mutila nuestra voluntad de actuar. Hay una tendencia a pensar que lo que vemos en el presente lo seguiremos viendo siempre. Nos olvidamos de la frecuencia con que en este siglo nos hemos sorprendido por el repentino desmoronamiento de las instituciones, por los cambios extraordinarios del pensamiento del pueblo,por estallidos inesperados de rebelión contra las tiranías, por el rápido colapso de sistemas de poder que parecían invencibles.

Inesperadas y aun así explicables por medio de ciertas verdades que de vez en cuando nos estallan en la cara y que tendemos a olvidar:

–El poder político –aunque sea un poder temible– es más frágil de loque pensamos. (Fíjense qué nerviosos están los que lo tienen.)

–Se puede intimidar a la gente común, se la puede engañar por untiempo, pero en el fondo, la gente tiene sentido común y tarde o tempranoencuentra la manera de desafiar al poder que la oprime.

–La gente no es naturalmente violenta o cruel o codiciosa, aunque se lapuede llevar a ser así. Los seres humanos de todas partes quieren lomismo: se conmueven cuando ven niños abandonados, familias sin techo,víctimas de la guerra; anhelan la paz, la amistad y el afecto más allá de lasbarreras de la raza y la nacionalidad.

–El cambio revolucionario no se presenta como un cataclismomomentáneo (¡hay que cuidarse de los momentos de cataclismo!): es unasucesión interminable de sorpresas, que se mueve en zig zag hacia unasociedad más decente.

–No tenemos que involucrarnos en acciones grandiosas, heroicas paraparticipar del proceso de cambio. Los actos pequeños, cuando se multiplicanpor millones de personas, pueden transformar el mundo.

Tener esperanzas en tiempos difíciles no es una estupidez romántica.Se basa en el hecho de que la historia humana no se refiere sólo a la crueldad sino también a la compasión, el sacrificio, el coraje, la bondad.
Lo que elijamos enfatizar en esta historia compleja determinará nuestras vidas.

Extractos de "¿Porque tener esperanzas en tiempos difíciles?" de Howard Zinn.